¿Respeto mi cuerpo? ¿el cuerpo de los demás?

¿Soy puro en mis miradas, pensamientos, palabras, acciones, vestimenta?

¿Me falta pudor?

¿Leo libros, veo películas pornográficas?

¿Me masturbo?

¿Me divierto de forma indebida con las chicas, con los chicos?

¿Vivo en la fornicación? ¿en el libertinaje?

¿Entrego mi cuerpo por dineros?

¿Soy HOMOSEXUAL?

¿Mantengo relaciones sexuales por hacer nuevas experiencias?

¿He tenido alguna relación sexual con un animal?

¿He cometido incesto? ¿Algún acto de pedofilia?

¿Bebo demasiado? ¿Fumo? ¿Me drogo, sólo o con otros?

La media docena y pico de preguntas conducen a una composición de lugar en la que desde luego ni sale bien parado el raciocinio de este Fray Gerundio de Campazas ni el del equipo de profesionales docentes que le han dado el título. Porque vamos a ver si yo soy fornicador, maricón e incluso zoofílico es normal a la luz de los candelabros de la Iglesia santa católica y apostólica que me condene al fuego eterno. Pero ¿FUMAR TAMBIEN VA EN CONTRA DEL NOVENO MANDAMIENTO? ¿LA GENTE QUE FUMA COMETE - COMETEMOS - PENSAMIENTOS Y DESEOS IMPUROS? ¿Y LOS GORDOS QUE SE COMEN TABLETAS DE MILKA? ¿ESOS VAN AL CIELO?

Desde aquí rogamos al Nuncio Apostólico que admonice al retor de Beniarrés so pena de que todos los que la presente vieren y entendiereren, y desde luego yo mismo, nos hagamos judeomasónicos.